El código fuente tiene que ser generado a través de un programa, en base a uno de los lenguajes de programación que existen. Sin embargo, en un primer momento, este no es ejecutable. Por esta razón, debe ser traducido a otro lenguaje o a un código binario, para que el equipo informático pueda usar el hardware y ejecutar las instrucciones que se indican en él. La interpretación es realizada por compiladores, intérpretes,ensambladores u otros sistemas de traducción.
La compilación es una parte imprescindible que hay que realizar sobre un código fuente, para que este pueda tener algún uso práctico en el equipo informativo sobre el que se ejecute. El programa, ejecutable, una vez compilado deja de ser entendible por el humano.
El código fuente puede tener licencias de uso. En base a la licencia puede estar disponible para que los usuarios lo pueden consultar, reutilizar o incluso la pueden llegar a modificar dando lugar a lo que se conoce como código abierto. El código abierto se enfoca en fomentar la colaboración y la transparencia, lo que significa que una comunidad de desarrolladores puede contribuir y mejorar continuamente el software,permitiendo que cualquiera acceda, modifique y comparta el código. En otras palabras, es aquel que está disponible públicamente y puede ser accedido, modificado y redistribuido. Esto conduce a una rápida evolución y mejora de las aplicaciones, así como a una mayor seguridad, ya que los errores y las vulnerabilidades pueden ser identificados y solucionados de manera más eficiente.
Por el contrario, los códigos fuente cerrados o propietarios no son consultables, se mantienen en privado, restringiendo el acceso, y no se comparten públicamente. Sólo el equipo de desarrollo o la empresa propietaria tienen acceso completo al código fuente. Este enfoque se utiliza combinado en aplicaciones y software comerciales. La principal ventaja del código fuente cerrado es que ofrece un mayor control sobre la propiedad intelectual y la monetización del software. Las empresas pueden mantener secretos sus algoritmos y características únicas, lo que a menudo es fundamental para la competitividad en el mercado.
Sin embargo, el código fuente cerrado también presenta desafíos. Por un lado, la falta de transparencia puede dificultar la identificación y corrección de errores o vulnerabilidades, lo que puede llevar a problemas de seguridad, e incluso generar dudas sobre el alcance de la funcionalidad del código compilado, pudiendo suceder que los programas realizados a partir de código protegido realicen funciones adicionales a las declaradas por el propietario.